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Psicología

Síndrome de la cabaña: enfrentar el miedo a salir de casa

Tras meses de confinamiento, aunque las medidas de seguridad han empezado a ser más flexibles, para algunas personas el volver a salir a la calle les provoca un miedo intenso y una sensación de inseguridad. Esto es lo que se define como «Síndrome de la Cabaña».

Diversos especialistas refieren que la causa del síndrome de la cabaña es la frustración que se produce  por el tiempo prolongado sin compartir con nuestros seres queridos y renunciar a las actividades recreativas que disfrutábamos antes de la pandemia. También a esto podemos añadir razones más graves, por ejemplo muchas personas han perdido a sus seres queridos y han tenido que vivir su etapa de duelo de una manera más solitaria.

Otro aspecto importante a tomar en cuenta, es que la parte de las finanzas se ha afectado significativamente. Muchas personas han enfrentado crisis económica ya que han perdido negocios, empleos o han tenido que disponer de sus ahorros.

Características del síndrome de la cabaña

El Síndrome de la Cabaña es un cuadro que se caracteriza por episodios de ansiedad producto de pasar mucho tiempo de aislamiento social, falta de contacto con la naturaleza, cambios de rutinas, alterando nuestro diario vivir. Dentro de las manifestaciones que se pueden experimentar podemos citar:

  • Trastornos de sueño.
  • Intolerancia.
  • Falta de energía y desmotivación.
  • Angustia y desesperación al momento de salir a calle.
  • Síntomas físicos como dificultad respiratoria, transpiración y taquicardia.

En el caso de las personas que ya tenían una condición psicológica de base como ansiedad, depresión, agorafobia, hipocondría, se han presentado estos síntomas y signos de manera más intensa. Además las personas que viven solas pueden presentar mayor dificultad para reincorporarse al trabajo de manera presencial.

¿Qué podemos hacer frente a esta situación?

Como el Síndrome de la Cabaña no es una patología de por sí, se recomienda combatirlo  planificando salidas graduales, para ir experimentando paso a paso la sensación de seguridad y control de la situación. También debemos tomar en cuenta que si respetamos las medidas de prevención como el uso adecuado de mascarillas, lavado de manos y mantener una distancia física prudente,  se reduce sustancialmente el peligro del contagio.

Una buena opción sería empezar a reunirnos con nuestros seres queridos y personas significativas para nosotros, y así abrir las puertas a la socialización de manera presencial.

Además planificar actividades al aire libre en espacios donde se pueda guardar distancia física prudente, contribuye de manera significativa a nuestro bienestar emocional. Esto se debe a que tomar el sol, disfrutar de paisajes naturales, respirar aire fresco, observar a las personas pasar un buen rato producen un equilibrio químico en las hormonas que regulan emociones positivas como la felicidad. Para esto puedes tomar en cuenta ir a la playa, un paseo en la montaña, una caminata en el parque, montar bicicleta entre otros. Procurar estar acompañados por personas de confianza, servirá de apoyo emocional para romper con el aislamiento. La situación se torna de cuidado cuando se prolonga en el tiempo, la persona se paraliza  y pierde considerablemente su calidad de vida, por el miedo irracional a salir a la calle o tener contacto con más personas. En este caso  se debe buscar ayuda con un profesional de la salud mental.

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Psicóloga Clínica y Fisioterapeuta, especializada en desarrollo de la psicomotricidad en niños con habilidades diferentes.

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